Mandarse solo contra todo y contra todos no nos conduce a nada y nos termina aislando. A nosotros también nos indigna la violencia que se respira, la desigualdad económica-social-cultural que excluye a diario a muchísimas personas. Pero llega un punto en que la indignación se vuelve estéril. Nuestra idea y la de muchos es hacerse cargo de una parte, por más pequeña que sea y junto a otros de manera colectiva y solidaria ponerse a achicar la distancia que nos separa del escenario ideal.
De estos materiales estamos levantando el baldío, con mucha humildad pero también con mucha esperanza, con hombres y mujeres de carne y hueso que sufren y ríen, lloran y gritan, que saben algunas cosas pero que no la tienen clara en todas las cosas, hombres y mujeres con ganas de hacer y contar pero también con ganas de que cuenten con ellos y dejarse hacer un poco por los demás, de enseñar aprendiendo, de aprender enseñando.
Los terrenos baldíos no siempre son lugares amigables, sino que pueden ser hostiles, lugares oscuros y peligrosos donde crece la maleza y se acumula basura. Nuestro desafió y el de todos los que se quieran sumar, es ganar este terreno para la construcción de un espacio de encuentro, de dialogo, de participación de todos y todas y fundamentalmente para que las malezas no tapen y ahoguen las semillas de esperanza que empiezan a verdear.
¿Qué hacemos en el baldío?
· Aprender a través de la recreación.
· Talleres de teatro, arte, plástica, música, títeres, cerámica, etc.
· Construcciones alternativas-sustentables.
. Reciclaje y conciencia ambiental.
. Generar lazos sociales de intercambio cultural.
El baldío, intenta ser un espacio abierto a la participación de todos para la construcción real de ciudadanía, a través de la intervención del espacio comunitario (lo publico, el habitad, la cultura, la niñez) desde una perspectiva de desarrollo sustentable, como así también desde distintas expresiones del arte y la cultura.
Te invitamos a acercarte y sumarte. Ruta 1- km. 11,2 - calle 10 (tres cuadras al este).